viernes, 25 de marzo de 2011

CONCIERTO DE IGLOO EN LA SALA CHARADA DE MADRID: UNA LECCIÓN MAGISTRAL DE INTENSIDAD, EMOCIÓN Y GARRA


¿Dónde se encontraba el jueves por la noche toda la tribu indie de Madrid? Parece mentira e increíble que citas como la de ayer en la Sala Charada de Madrid, donde Igloo presentaba su nuevo y magnífico Infinito 3, no tuviera el respaldo que este gran grupo gallego se merece. En una constante y asombrosa ascención en su forma de entender e interpretar la música, ayer dejaron con la boca abierta a más de uno, con una formación donde destaca sobremanera Beni Ferreiro (guitarra y voz), pero que tiene en Pablo López (bajo), Tarci Ávila (guitarra) y Fran Rodríguez (batería) a unos magníficos compañeros de viaje. Porque de eso se trata, de una propuesta viajera por el mundo de los sonidos caleidoscópicos que Igloo nos ofrecen, y que van desde la oscuridad ochentera de los grandes grupos ingleses, hasta el pop más brillante y agresivo que a veces desemboca en aires psicodélicos, pero todos ellos, sensacionalmente interpretados por este cuarteto, que desde ya, apostamos que va a dar mucho que hablar.

En la cita de ayer abrieron con el tema que también hace de apertura en su Infinito 3, y que no es otro que Nanomédicos, un perfecto ejemplo de cómo unos jóvenes músicos que desprenden ilusión y buenas maneras a raudales en sus miradas mientras interpretan sus temas, son capaces de poner en práctica de una forma brillante sus primeras influencias musicales (como muy bien nos confesaba Beni al final del concierto) pues este tema bebe directamente del Disintegration de The Cure con un bajo que pone los pelos de punta. Siguieron con Años Luz intentando remarcar esa tensión plagada de buena música que logró llenar la Sala Charada de guitarras con mucho eco y repletas de largas distancias sonoras, que desembocaron en el ya mítico Cientos de Motivos, un tema que funde a la voz de Beni en palabras huecas, y al que acompañaban de nuevo, un tobogán musical que se entrecruzaba con el punteo de unas inquietas guitarras. Una canción que tiene el poder de proyectar una gran amalgama de sentimientos, a cual más intenso, sobre aquellos afortunados que la escuchan.
A continuación Igloo iniciaron un segundo bloque donde repasaron temas de sus anteriores trabajos, para darle el gusto a sus incondicionales seguidores, tal y como nos confesaba Beni en la charla que mantuvimos después del concierto (razón por la que se quedó fuera del repertorio esa gran canción que es E.L.O). Desarrollo de la Autoestima fue la canción elegida en el viaje musical que ayer nos propuso Igloo para desplazarnos hacia un sonido más sencillo, pero más directo y contundente, que llegaba plenamente a los territorios del rock más potente con un ritmo único, al que añadieron una larga variación final, y que de una forma muy inteligente fundieron con El Día Que Me Quedé Solo para devolvernos a la senda de la música de los ochenta con una gran variedad de sonidos repletos de brillo y una base musical muy potente, que al final del tema fue buscando lágrimas sonoras en forma de ecos psicodélicos, que amainaron con El Otro Lado del Universo, única balada de toda la noche, pero que nos entró por los oídos como si de una poesía musical se tratase, en la que Beni y su voz, la remarcaban de infinitas sensaciones que iban más allá del universo musical. De ahí, pasaron a Y Todo lo Demás, uno de los grandes temas de la noche, y fiel representante del mejor pop con mayúsculas. Un hit en el que volcaron una gran emotividad sonora, con argumentos y razones que nos querían contar una historia en forma acústica. La faceta científica a la que Beni también nos hizo referencia, se plasmó en el escenario con temas como Todos Somos Átomos, una canción de laboratorio, con sonidos pregrabados y megáfono incluido, que nos hizo regresar a la versión más potente y rockera del grupo, con enganches hacia el post-punk de finales de los setenta sin llegar a un sonido oscuro, que nos llevó hasta Sin Mentiras, otro de los grandes aciertos de la noche, que entusiasmó a los fans allí congregados y que pudieron disfrutar sin agobios y a sus anchas de su grupo preferido, que en esta ocasión, les obsequió con una canción de huecas guitarras que van subiendo hacia un clímax destructivo y poderoso, que eclosionan en una magnífica transmutación del tema con una deriva intensa que hizo que Beni se subiera a la parte móvil del escenario sobre las pantallas sonoras, alargando de esta manera una canción hasta convertirla en un tema infinito.

Un nuevo bloque del concierto empezó con El Mundo Perfecto de Kira, lo que nos llevó de nuevo a su Infinito 3 y que fundieron con el anterior tema en una armónica batalla de guitarras, que dio paso a Ausencia Parcial, donde una vez más, sus fans vuelven a gritar de entusiasmo ante una gran canción sustentada por la voz de Beni sobre un sonido rotundo que es la norma de su último trabajo, donde las guitarras y el bajo brillan más. Con El Pase de la Muerte incendiaron el escenario donde desde un principio, el cuarteto gallego nos proporcionó su versión más enérgica, con un ritmo perfectamente sincronizado con su acordeón acústico, para acabar con Zumo V en una impresionante demostración de reducción sonora, que traspasó la frontera de los sentidos de los allí presentes: "mi teoría del caos, y lo absurda que resulta".

Después del concierto, Beni atendió muy amablemente a nuestra petición de conocer algo más de este gran cuarteto de jóvenes gallegos que vienen dispuestos a comerse el mundo. Una animada e interesante conversación, donde nos confesó su admiración por Eduardo Punset, lo que no es baladí si atendemos sobre todo a sus dos últimos trabajos, La Transición de Fase e Infinito 3 que están cargados de referencias científicas, no siendo así con respecto a la literatura rusa cuando le inquirimos por el título de algunas de sus canciones. También aprovechó para decirnos, que están confirmados en el próximo Primavera Sound (se enteraron ayer mismo) lo que es una noticia muy reciente, y que sobre todo, más allá de la música, nos dejó sorprendidos por las muestras de inquietud e ilusión que atisbamos en su mirada. Sin duda un joven llamado Beni, que junto a su grupo Igloo están llamados a hacer algo grande dentro de la música y que ayer dieron un lección magistral de intensidad, emoción y garra sobre un escenario.

Reseña de Ángel Silvelo Gabriel

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