jueves, 31 de marzo de 2011

SECOND, DEMASIADO SOÑADORES: LA PLENA MADUREZ DE UN GRUPO.


Los miles de kilómetros recorridos en el año 2010 presentando su anterior Fracciones de un Segundo, en locales grandes y pequeños, fiestas de ciudades y de pueblos y demás festivales indies y no tanto, enseguida nos damos cuenta que han dado mucho de sí nada más acabar la primera audición de este gran disco titulado Demasiado Soñadores. Lo que no sabíamos era que en ese trajín de ida vuelta a su natal Murcia, se estaba gestando el disco en momentos, brillantes momentos podíamos añadir, en los que no han faltado noches sin dormir y reinicios mil hasta dar con la nota y la letra adecuada. Un esfuerzo que ha tenido reflejo en lo que sin más ambages podemos decir que es el reflejo de un disco de plena madurez de un grupo, y que en esta ocasión, el grupo se llama Second y el disco Demasiado Soñadores (quizá hubiese queda mejor in título como La senda de los Soñadores) porque en ese camino de sueños y anhelos que se han trazado, al fin han logrado ver la luz más brillante.



El disco ya se nota grande desde fuera, solamente ver el formato del mismo, y avisados quedan todos, porque el que tenga los 16,95 € para comprarse el pack con el DVD con todos sus vídeos más la actuación del año pasado en el Joy Eslava más cuatro bonus track con un más que enamoradizo Sin Aliento, que lo haga, porque se nota que estamos ante un disco para el recuerdo y un grupo grande, ¿o acaso Second ya no lo era? Con un libreto con las letras de las canciones donde se deja entrever el cariño y el cuidado que han puesto en este trabajo, reflejado nada más echar un vistazo a lo trabajadas que están las letras (enhorabuena José Ángel Frutos, perdón Sean) con magníficas estrofas y estribillos que se inician con la historia triste pero real que se encierra dentro de N.A.D.A.: “once meses casi un año, desde que aquel fino hilo se partió” pues sí, casi como el tiempo transcurrido desde el extraordinario concierto que nos ofrecieron en la Joy Eslava de Madrid el pasado año por el mes de abril, con un puesta en escena única que se disfrazó de hada con el envoltorio épico de su música.



Lo primero que llama la atención de este Demasiado Soñadores es la contundencia del sonido de todo el disco (algo en lo que tiene mucho que ver un maestro del sonido como es Raúl de Lara) que a modo de introducción nos hace un esbozo en los temas N.A.D.A y Demasiado Soñadores, un tema que ya presentaron el año pasado y que es el más flojo de los once que componen el disco (¿quizá por la inmediatez de su composición), pero es justo detrás de él donde hay que prepararse para disfrutar del auténtico bombazo del cd, que no es otro que el tema Muérdeme (ya está pidiendo a voces que sea el nuevo single) y que se inicia con una magnífica fusión premonitoria de lo que se nos bien encima. Magnífica canción que ensambla con grandes temas de trabajos anteriores como Más Suerte, pero con una mayor fuerza que no intensidad en su composición, donde los teclados de Javi Vox nos atrapan en un mordisco que no nos dejan soltarlo hasta el final épico de una canción llamada a ser un hit primero y un himno después, ¡chapó!



Después de este delirio musical parece que nada nos puede llenar más, pero la siguiente canción del disco, Mañana es Domingo, se desenvuelve a la perfección entre sonidos brillantes en los que se fusionan la batería de Fran Guirao con las guitarras de su hermano Jorge y con el acierto de las voces auxiliares fusionadas con los potentes teclados que nos recuerdan que lo de Muérdeme no es casualidad, y se comportan como un todo en el tema y en el disco, a lo que la personalísima voz de Sean Frutos (la mejor voz masculina del panorama indie y no indie español) nos redime de todas nuestras miserias para alzarnos victoriosos entre la oscuridad más absoluta de nuestras vidas, sin duda un pleno acierto. Aquella Fotografía es un tema más pausado donde el timbre siempre ajustado de Sean, al que acompaña el bajo de Nando Robles, en una historia que nos dirige a terrenos cargados de una nostalgia en colores sepia que nos llevan hasta Autodestructivos donde los sonidos quizá más ochenteros que navegan desde la oscuridad de grupos pop como Alaska y los Pegamoides a industrializados como Aviador Dro, pero con una intensidad donde las guitarras van ganando camino a media que avanza la ejecución de la canción que desemboca en ecos postindustriales. Psicopático es el regreso a la contundencia marca de la casa, con guitarras entrecortadas que se fusionan con la intensidad que se convierte en puro ritmo, que se vuelve a tomar pausado y atmosférico con En Pequeñas Cosas que se identifica con los medios tiempos que tan bien ejecutan el grupo murciano (sin duda este es el gran camino a seguir) donde las imágenes más envolventes nos inundan las mentes pensantes, o no, que nos dejan inmersos en un mundo distinto, ese mundo que está en las pequeñas cosas, y que de nuevo está magníficamente fundida con De Buenos Aires (que bien cuidados están los pequeños detalles en este gran disco) que nos dejan la puerta abierta a sus composiciones musicales más cercanas a su anterior Fracciones de un Segundo con detalles sonoros repletos de una luminosidad propia de su tierra murciana que en esta ocasión se traslada hasta Buenos Aires en un infinito horizonte que se disuelve en las ganas de fiesta que están presentes en Prototipo: “prefiero morir despierto a las pastillas del sueño” como leitmotiv del mundo de sueños y sentimientos que nos propone esta buena canción, ideal para terminar un concierto con un estribillo muy pegadizo: “no estamos preparados para ser exactos no estamos para sentir esto” que nos lleva hasta el último tema de Demasiado Soñadores con una guitarra acústica que poco a poco nos va diciendo adiós en una sinfonía que se comporta como el aderezo musical perfecto para las tristes despedidas de las estaciones, pero que nos dejan envueltos en recuerdos que nos persiguen durante toda la vida.



No nos queda más que dar la enhorabuena a Sean Frutos, Jorge Guirao, Fran Guirao, Javi Vox y Nando Flores, porque sus esfuerzos denodados de mil noches de insomnio han tenido un brillante y algo más que prometedor disco llamado Demasiado Soñadores, sin duda un disco para el recuerdo que a buen seguro les llevará allí donde sus sueños siempre les han situado.

Crítica de Ángel Silvelo Gabriel

miércoles, 30 de marzo de 2011

ÁNGEL SILVELO SELECCIONADO CON PUBLICACIÓN EN EL I PREMIO DE MICRORRELATOS TEMÁTICOS DE LA EDITORIAL HIPÁLAGE


Acabo de recibir vía email esta noticia que comparto con todos vosotros. Aunque la verdad no es que sea mucho, es el primer estreno del año en forma de premios o selecciones. Desde aquí quiero dar las gracias a la Editorial Hipálage por la difusiçón que hace de la literatura entre los aprendices de escritores que imagino componemos la selección.


Al premio se presentaron 876 micros, de los que 342 han sido seleccionados y que se publicarán en un libro (ISBN: 978-84-96919-37-2) que lleva por título Amigos para siempre y del que os dejo la portada. Desde aquí os animo a comprar el libro, cuyo formato es ideal para leer de casa al trabjo y viceversa. El micro seleccionado lleva por título Muda Amistad y os lo cuelgo para que lo leais:


MUDA AMISTAD

Busco su voz en los pasillos de mi memoria y la persigo en el armario de los ecos perdidos, pero nada, no la encuentro. Nunca pensé en lo esencial que era para mí su presencia. Mi caprichosa ansiedad, teñida de falsete, no se resigna y explora entre los ecos navideños que ve en las caras de los niños, pero nada, ahí tampoco está. ¿Por qué se habrá marchado? Añoro su voz, y ansío no perderla dentro del cajón de mis mejores recuerdos. No quiero pensar que es una trovadora a la fuga, efímera como las canciones que interpreta y fugaz como el hálito de mi corazón cuando la escucha. Busco entre las melodías olvidadas que ella me devuelve con alegría y repaso siluetas, imágenes y nombres que sólo se hacen presentes con su presencia, pero nada, es pertinaz en su ausencia. Quizá esté lejos, repartiendo la magia de su voz entre oídos agradecidos. Rodeada de miradas que la recuerdan, que al menos una vez al año, debe compartir su muda amistad con aquellos que de verdad la necesitan.


Microrrelato de Ángel Silvelo Gabriel

martes, 29 de marzo de 2011

HOMENAJE A ELIZABETH TAYLOR, GIGANTE: UNA DIVA CON OJOS DE GATA COLOR VIOLETA


Detrás del color violeta de sus ojos, se escondía una mujer cargada de una feminidad exhuberante y un temperamento explosivo, que le sirvieron para erigirse en una estrella del cine en la época dorada de los cincuenta, donde Hollywood era una fantástica fábrica de sueños. Pero su impronta de diva también le llevó a acaparar portadas en las revistas y diarios de la época por sus hazañas más allá de los platos de cine, sobre todo, cuando su vida se cruzó con la de Richard Burton, una encuentro que entre otras muchas consideraciones dejó para la posteridad esa gran obra maestra que fue y es ¿Quién teme a Virginia Woolf? interpretación por la que recibió un Oscar, y en la que ella como nadie, supo dar vida a la mujer que concibió el dramaturgo Edward Albee en su obra de teatro homónina.


Más allá de su pasión por las joyas o sus escándalos amorosos, siempre nos quedará el poder de su mirada, entre enigmática y ardiente, como su magistral interpretación el La Gata Sobre el Tejado de Zinz Caliente, de Tennessee Williams, como ejemplo de plena eclosión sexual en el caluroso sur norteamericano muy proclive a tórridas pasiones, que más tarde convirtió en grandes dosis de divismo actoral en la superproducción Cleopatra, un papel que sin duda le venía como anillo al dedo, por encontrarse ella misma en el olimpo de su carrera y de su electrizante magnetismo a la hora de convocar a los espectadores a las salas de cine.


Liz Taylor comenzó a forjar su leyenda, entre otras películas con Gigante (1956), quizá su primer gran film si exceptuamos Un lugar en el sol (1951) con Montgomery Clift o Ivanhoe (1952) con Robert Taylor y Joan Fontaine, pero es con Gigante junto a James Dean y Rock Hudson donde la luz de la estrella de Liz Taylor comienza a brillar con más fuerza y la instala en la cumbre de Hollywood.


Gigante es una película del tipo historia-saga, donde se repasa la vida de la tercera generación de Los Benedict, con la intención de mostrarnos lo duro que es el paso del tiempo y cómo nos va cambiando la vida en su transcurso. El film bascula entorno a Liz Taylor y Rock Hudson, desde que se conocen hasta casi el final de sus días, y su particular historia de amor, se convierte en la epopeya del pueblo norteamericano que va desde la tradición más anclada en el pasado en forma de ganadería en el semidesierto de Texas, hasta el progreso más devastador y falto de escrúpulos en forma de pozos de petróleo, un oro negro que no dejará indiferente a nadie y que cambiará la vida de todos los protagonistas.


De un modo caprichoso, Gigante nos sirve de ejemplo paralelo a algunos de los acontecimientos vitales en la biografía de Liz Taylor, porque ella en su papel de Leslie Benedict, jovencita originaria del Norte, intentará introducir nuevas costumbres y puntos de vista diferentes en las formas de pensar tan oscuramente tradicionales del pueblo sureño. Y es en esta interpretación, donde la gata de los ojos color violeta se convierte en la fiel defensora de los más desfavorecidos, que en la película son los mejicanos (sumidos en una profunda discriminación en la época), y que son el fiel reflejo de las posiciones que años más tarde convertirán a la actriz en una gran defensora de las causas humanitarias, sobre todo del sida.


Su director George Stevens recibio el Oscar al mejor director por esta película, y una vez vista la cinta, no cabe duda del acierto en sus dotes de dirección, como por ejemplo, en las escenas finales de la fiesta de la coronación de Jett Rink (James Dean) donde se retrata de una forma brillante el ocaso del éxito, y donde queda claro que el dinero en forma de negro petróleo no lo es todo en la vida, sobre todo, cuando no eres capaz de ser feliz o fabricarte una vida en la que exista esa posibilidad. El personaje que interpreta James Dean se encuentra atrapado por el amor imposible de Liz Taylor, y el reflejo que busca en una de sus hijas, no es suficiente para sacarle de la sima de la desdicha.


Si en el eje de actores principales de Gigante, James Dean es la parte oscura, Rock Hudson representa la parte tradicional con buen corazón, no exenta de una tozudez que con el paso del tiempo se funde para dar paso a una nueva forma de ver las cosas. Ese cambio es el que el personaje de Liz Taylor (Leslie) es capaz de introducir en la vida de su marido, que al final del film se comporta como el mayor adalid en la defensa de los derechos de los mexicanos. Pero entre tanto hombre cargado de razones inmutables se erige Leslie, como la heroína de los sentimientos humanos más universales.


En defintiva, más allá de Gigante o de sus papeles en el cine, recordaremos a la gran Elizabeth Taylor como esa belleza morena que Warhol pintó sobre fondos rojos o verdes en contraposición a otra diva (Marilyn Monroe) y por sus ojos de gata color violeta.


Reseña de Ángel Silvelo Gabriel

lunes, 28 de marzo de 2011

SERGI PÀMIES, SI TE COMES UN LIMÓN SIN HACER MUECAS: UN VIAJE DE LO COTIDIANO A LO TRASCENDENTE

Como muy bien nos dice Vila-Matas en la brillante presentación de esta recopilación de cuentos, Si te comes un limón sin hacer muecas, es un libro infinito, porque tras la brevedad de cada una de sus historias se encierran un sinfín de relecturas tan posibles como convexas, y que además, poseen la asombrosa virtud de la diferencia sobrecogedora, encontrándose ahí gran parte de la grandeza de este libro y del buen hacer literario de Pàmie que, como un buen maestro del arte de la escritura, reconoce que lo más importante del oficio de escritor está en corregir, lo que le lleva a quedarse con lo esencial. Un matiz que no es baladí, porque lo podemos constatar en cada uno de los relatos de Si te comes..., donde nada sobra ni nada falta. Estando en esa brevedad del concepto, una buena parte de la genialidad de los veinte cuentos mínimos que contiene este libro y, que, lejos de mermarles el valor o el interés, se lo acrecientan.

En las historias que se esconden tras las tapas de Si te comes..., late una premisa no escrita, de la que Pàmies nos hace partícipes de una forma muy sutil (a veces teñida de ironía), y ésta no es otra que la que caracteriza a sus relatos como puro tránsito, pero no un tránsito cualquiera, sino un viaje que va de lo cotidiano a lo trascendente, para en la mayoría de las ocasiones, dejarnos exhaustos de tanto como se nos muestra en tan corto recorrido. En este sentido, Sergi Pàmies se comporta como un rara avis de la literatura contemporánea, y nos expresa casi de un modo existencial, los miedos y temores que acechan al ser humano actual, y para ello, a veces se deja llevar por la metaliteratura para hacer de ésta la verdadera protagonista del relato, como ocurre en Ficción (uno de los mejores relatos), o en Brindis donde la relación de un autor con una admiradora, no nos deja indiferentes en el camino mental que el escritor nos describe desde el bar hasta la habitación del hotel.

Este autor de lo infinito en lo finito, también es capaz de relatarnos historias existenciales de fracasos y cambios desprovistos de una gran carga dramática como en El Experimento, donde su fina ironía es tan sublime que nos deja atónitos. Si bien, el denominador común de sus cuentos es el inicio de todos ellos, que parten de hechos anecdóticos que se convierten en sorprendentes y, es, en estas propuestas, donde el oficio de buen escritor de Pàmies sale a relucir una y otra vez, porque las historias en ocasiones dan un vuelco hacia lo extraordinario sin avisar, dejándonos el pulso y el corazón aturdidos, como en Convalecencia; o como ocurre en el relato que inicia la recopilación La Otra Vida, donde ya la primera frase es un claro ejemplo de maestría narrativa: "me tuve que morir para saber si me querían". Un inicio que ya da mucho de sí en una historia que no defrauda, porque ese es otro de los puntos comunes de este Si te comes..., donde lo que Pàmies nos vende como relatos cortos, no lo son, en la medida que, después de leer cada uno de ellos, sientes la necesidad de pararte y revivir aquello que acabas de leer una vez más, porque ninguno de ellos te deja indiferente, por lo que cabe decir que, en sí mismos, poseen la virtud de la ubicuidad literaria, donde además, los finales siempre acertados, a veces se convierten en sublimes, como en Ficción.

Como ya dije al principio, Si te comes... admite mil y una lecturas diferentes, porque nada más iniciar la lectura de las historias que lo albergan, sientes que es una historia nueva y diferente que al final te deja sobrecogido y con la necesidad de tomar el aliento antes de seguir adelante. Les aviso, yo ya voy por la segunda lectura y a buen seguro que no será la última.


Reseña de Ángel Silvelo Gabriel

viernes, 25 de marzo de 2011

CONCIERTO DE IGLOO EN LA SALA CHARADA DE MADRID: UNA LECCIÓN MAGISTRAL DE INTENSIDAD, EMOCIÓN Y GARRA


¿Dónde se encontraba el jueves por la noche toda la tribu indie de Madrid? Parece mentira e increíble que citas como la de ayer en la Sala Charada de Madrid, donde Igloo presentaba su nuevo y magnífico Infinito 3, no tuviera el respaldo que este gran grupo gallego se merece. En una constante y asombrosa ascención en su forma de entender e interpretar la música, ayer dejaron con la boca abierta a más de uno, con una formación donde destaca sobremanera Beni Ferreiro (guitarra y voz), pero que tiene en Pablo López (bajo), Tarci Ávila (guitarra) y Fran Rodríguez (batería) a unos magníficos compañeros de viaje. Porque de eso se trata, de una propuesta viajera por el mundo de los sonidos caleidoscópicos que Igloo nos ofrecen, y que van desde la oscuridad ochentera de los grandes grupos ingleses, hasta el pop más brillante y agresivo que a veces desemboca en aires psicodélicos, pero todos ellos, sensacionalmente interpretados por este cuarteto, que desde ya, apostamos que va a dar mucho que hablar.

En la cita de ayer abrieron con el tema que también hace de apertura en su Infinito 3, y que no es otro que Nanomédicos, un perfecto ejemplo de cómo unos jóvenes músicos que desprenden ilusión y buenas maneras a raudales en sus miradas mientras interpretan sus temas, son capaces de poner en práctica de una forma brillante sus primeras influencias musicales (como muy bien nos confesaba Beni al final del concierto) pues este tema bebe directamente del Disintegration de The Cure con un bajo que pone los pelos de punta. Siguieron con Años Luz intentando remarcar esa tensión plagada de buena música que logró llenar la Sala Charada de guitarras con mucho eco y repletas de largas distancias sonoras, que desembocaron en el ya mítico Cientos de Motivos, un tema que funde a la voz de Beni en palabras huecas, y al que acompañaban de nuevo, un tobogán musical que se entrecruzaba con el punteo de unas inquietas guitarras. Una canción que tiene el poder de proyectar una gran amalgama de sentimientos, a cual más intenso, sobre aquellos afortunados que la escuchan.
A continuación Igloo iniciaron un segundo bloque donde repasaron temas de sus anteriores trabajos, para darle el gusto a sus incondicionales seguidores, tal y como nos confesaba Beni en la charla que mantuvimos después del concierto (razón por la que se quedó fuera del repertorio esa gran canción que es E.L.O). Desarrollo de la Autoestima fue la canción elegida en el viaje musical que ayer nos propuso Igloo para desplazarnos hacia un sonido más sencillo, pero más directo y contundente, que llegaba plenamente a los territorios del rock más potente con un ritmo único, al que añadieron una larga variación final, y que de una forma muy inteligente fundieron con El Día Que Me Quedé Solo para devolvernos a la senda de la música de los ochenta con una gran variedad de sonidos repletos de brillo y una base musical muy potente, que al final del tema fue buscando lágrimas sonoras en forma de ecos psicodélicos, que amainaron con El Otro Lado del Universo, única balada de toda la noche, pero que nos entró por los oídos como si de una poesía musical se tratase, en la que Beni y su voz, la remarcaban de infinitas sensaciones que iban más allá del universo musical. De ahí, pasaron a Y Todo lo Demás, uno de los grandes temas de la noche, y fiel representante del mejor pop con mayúsculas. Un hit en el que volcaron una gran emotividad sonora, con argumentos y razones que nos querían contar una historia en forma acústica. La faceta científica a la que Beni también nos hizo referencia, se plasmó en el escenario con temas como Todos Somos Átomos, una canción de laboratorio, con sonidos pregrabados y megáfono incluido, que nos hizo regresar a la versión más potente y rockera del grupo, con enganches hacia el post-punk de finales de los setenta sin llegar a un sonido oscuro, que nos llevó hasta Sin Mentiras, otro de los grandes aciertos de la noche, que entusiasmó a los fans allí congregados y que pudieron disfrutar sin agobios y a sus anchas de su grupo preferido, que en esta ocasión, les obsequió con una canción de huecas guitarras que van subiendo hacia un clímax destructivo y poderoso, que eclosionan en una magnífica transmutación del tema con una deriva intensa que hizo que Beni se subiera a la parte móvil del escenario sobre las pantallas sonoras, alargando de esta manera una canción hasta convertirla en un tema infinito.

Un nuevo bloque del concierto empezó con El Mundo Perfecto de Kira, lo que nos llevó de nuevo a su Infinito 3 y que fundieron con el anterior tema en una armónica batalla de guitarras, que dio paso a Ausencia Parcial, donde una vez más, sus fans vuelven a gritar de entusiasmo ante una gran canción sustentada por la voz de Beni sobre un sonido rotundo que es la norma de su último trabajo, donde las guitarras y el bajo brillan más. Con El Pase de la Muerte incendiaron el escenario donde desde un principio, el cuarteto gallego nos proporcionó su versión más enérgica, con un ritmo perfectamente sincronizado con su acordeón acústico, para acabar con Zumo V en una impresionante demostración de reducción sonora, que traspasó la frontera de los sentidos de los allí presentes: "mi teoría del caos, y lo absurda que resulta".

Después del concierto, Beni atendió muy amablemente a nuestra petición de conocer algo más de este gran cuarteto de jóvenes gallegos que vienen dispuestos a comerse el mundo. Una animada e interesante conversación, donde nos confesó su admiración por Eduardo Punset, lo que no es baladí si atendemos sobre todo a sus dos últimos trabajos, La Transición de Fase e Infinito 3 que están cargados de referencias científicas, no siendo así con respecto a la literatura rusa cuando le inquirimos por el título de algunas de sus canciones. También aprovechó para decirnos, que están confirmados en el próximo Primavera Sound (se enteraron ayer mismo) lo que es una noticia muy reciente, y que sobre todo, más allá de la música, nos dejó sorprendidos por las muestras de inquietud e ilusión que atisbamos en su mirada. Sin duda un joven llamado Beni, que junto a su grupo Igloo están llamados a hacer algo grande dentro de la música y que ayer dieron un lección magistral de intensidad, emoción y garra sobre un escenario.

Reseña de Ángel Silvelo Gabriel

domingo, 20 de marzo de 2011

NUNCA ME ABANDONES: CIENCIA FICCIÓN SOBRE LOS SENTIMIENTOS



De lo primero que hay que advertir a la hora de ir a ver esta película es de su dureza, e incluso cabría decir extrema dureza al final, no apta para espíritus sensibles. La historia que se encierra en este film, está a medio camino entre la denuncia entrevelada a los avances médicos por el elevado coste humano de los mismos y la experiencia de unos jóvenes atrapados en el delirio de la inmortalidad y la vida sin límites para la que son utilizados. Ya desde un principio se nos avisa de ambas posibilidades, en el primero de los casos en unos titulares que se superponen sobre la pantalla, y en el otro, a través de las palabras de Kathy mientras observa a otra persona a través de un cristal.


El mayor acierto del film si uno ha ido al cine sin conocer la novela de Kazuo Ishiguro, que de una forma muy inteligente ha adaptado Alex Garland, es la capacidad de sorpresa que va produciendo al espectador a media que avanza en las distintas fases en las que se divide el desarrollo de la película, porque uno, poco a poco va atando cabos en esta aventura de ciencia ficción sobre los sentimientos que se desarrolla en nuestros días, como paradoja de aquello que estamos viendo, y como queriéndonos advertir del peligro que se cierne sobre cada uno de nosotros, y que una forma sutil dirige Marl Romanek, pero que a veces se pierde en la distorsión más sensiblera y simplona.


La primera parte transcurre en un internado donde todo en apariencia es normal, y que no nos da ninguna pista sobre el futuro de sus internos, salvo cuando nos muestra situaciones, sucesos y diálogos que no son lo que parecen y que el espectador todavía no sabe hacia donde le llevan, hasta que una profesora les advierte de su destino, introduciendo el elemento sorpresa. Pero esa época, también es inicio de la aparición de los sentimientos en sus protagonistas, sentimientos como el amor que nadie puede controlar, ni siquiera ellos que están destinados al mayor de los altruismos humanos. La narración fílmica poco a poco va encajando, y el interés de la misma se sustenta casi de una forma absoluta en la dicotomía entre la magnífica música de Rachel Portman con un violín hipnótico y envolvente al que presenta batalla una gran Carey Mulligan, que si en An Education ya nos dejaba entrever sus dotes interpretativas, aquí las borda sin apenas moverse ni hacer nada del otro mundo, dejando el protagonismo a la profundidad e intensidad de los gestos que es capaz de mostrarnos de una forma absolutamente mágica. Un rostro que delata sufrimiento, amor, miedo y esperanza con apenas una mirada profunda que se pierde en los confines de la campiña inglesa que tan bien sale retratada. A lo que habría que añadir, la pobre interpretación de la señorita Keira Knightley y la más afortunada de Andrew Garfield, inocente joven divido entre el amor a sus compañeras de reparto y sus dotes artísticas en forma de dibujos.


La aventura de los sentimientos de los protagonista, sin embargo, no es capaz de salir del marco que les tienen previamente establecido, y eso es quizá, lo que más llama la anteción del guión, la ausencia o falta de rebelión frente a su destino de los protagonistas, que se comportan como autómatas que sí tienen sentimientos como el amor, la compasión o la esperanza, pero que les ha sido anulado el sentido de la huida y la escapatoria a otro lugar donde poder llevar una vida como la de cualquiera de nosotros. Lo que se plasma de una forma dura y aterradora al final, cuando por fin son utilizados para aquello que han sido creados.

Nunca me abandones es una película que se comporta como una fina línea que nos separa la realidad de la ciencia ficción y que a pesar de mostrarse de una forma inteligente a la hora de abordar el guión, no acaba de traspasar la barrera del buen cine, salvo cuando Carey Mulligan nos habla, nos mira y nos transmite todos los sentimientos que una persona posee en su interior, entonces esta historia de ciencia ficcion sobre los sentimientos te atrapa y te deja impactado ante tanta dureza.
Crítica de Ángel Silvelo Gabriel

sábado, 19 de marzo de 2011

RAYMOND CARVER, PRINCIPIANTES: LA FUERZA DE LOS SENTIMIENTOS


Intentar buscar las diferencias entre este libro de relatos que lleva por título Principiantes (versión tal y como la escribió Carver) y el su ya famosísimo De qué hablmos cuando hablamos de amor (versión revisada y recortada por su editor Gordon Lish) es tratar de buscar las diferencias en las viñetas de los dibujos de los periódicos e intentar acertar y ganar el juego. Pero ese camino es el equivocado, porque si bien, las diferencias entre uno y otro libro son más que notables (no hace falta más que acudir a las web que nos muestran las mutilaciones de Lish) también es minimizar la obra del gran Raymond Carver.

En De qué hablamos cuando hablamos de amor tenemos al Carver sutil, duro, cortante y frío que nos deja con los sentimientos a flor de piel y trastornados, pero con Principiantes tenemos al Carver más auténtico y profundo que también busca en el lado humano de sus personajes y en el que también están presentes las digresiones que cualquiera tiene a la hora de expresar para sí un sentimiento íntimo o cuando contempla un bello paisaje. Digresiones que contribuyen a dotar de una gran carga de suspense a sus relatos, y que tienen la virtud de hacerlos más reales y cercanos, donde la fuerza de los sentimientos está en todo su esplendor sin por ello rebajar un ápice la magnitud literaria de sus historias, que si cabe poner una pega, habría que hacérsela a los tres relatos más cortos dentro del conjunto, pues son apenas unos retazos de su genialidad que quizá no llegan a cumplir con las reglas estrictas del estilo y la forma de su gran obra.
Gracias a Tess Gallagher (su última pareja y gran amor) hemos podido descubrir al auténtico Raymond Carver, y al escritor en su esencia, que al igual que cualquier otra persona, tenía sentimientos y dudas a la hora de proyectar su obra, lo que no hace sino engrandecerle a él y a su leyenda. La tenacidad de Tess a la hora de salvaguardar la obra de Carver nos ha permitido conocer doblemente su obra, y para nada disminuirla, a pesar de lo paradójico del caso y de las grandes polémicas y sorpresas que han causado esta última edición de Principiantes, que necesitarán del paso del tiempo para poner a cada versión en su sitio y a la obra del autor en su justo puesto, pero que no debería de ser otro que entre los grandes.

La fuerza de los sentimientos a la que alude el título de esta reseña, viene plasmada de una forma portentosa en el relato que lleva por título ¿Dónde esta todo el Mundo? cuando el personaje femenino le dice al alter ego de Carver que: "cuando estaba embarazada de Mike me llevabas al cuarto de baño porque no podía ni levantarme de la cama de lo preñada que estaba. Me llevabas tú. Nadie volverá a hacer eso nunca, nadie podrá amarme de esa forma, tanto. Teníamos eso, pasara lo que pasara. Nos amábamos el uno al otro como nadie podrá amarnos ni volverá a amarnos nunca". Un párrafo en el que cabe el amor, la pérdida y la añoranza de los buenos tiempos, una corta declaración que contiene una gran carga de humanidad y trascendencia que no le hace perder al relato nada de fuerza, sino más bien todo lo contrario, por lo que no cabe decir que este Principiantes sea una colección de relatos devaluados.
Pero el gran estilista que era Raymond Carver no para aquí, y por ejemplo, en el relato titulado Dummy fuerza el estilo narrativo al darnos en las primeras líneas la información que debería estar situada al final del mismo, para luego construirnos la vida del personaje y las circunstancias que le han llevado hasta su trágica muerte de una forma magistral a través de la voz de un chico joven, y que en esta ocasión nos ha recordado a su venerado Chéjov. O en el cuento titulado La Distancia con un final en falso, y cuyo párrafo final, se convierte en el resumen de toda una existencia, donde ese breve espacio contiene por sí mismo la virtud de contarnos la vida futura de sus personajes, con una expresión de la felicidad presente y el fracaso futuro con unas dosis de melancolía sencillamente sublimes.
Pero como para el final siempre se reserva lo mejor, en este caso lo mejor es su celebérrimo relato Principiantes, donde de una forma coral, sus personajes van hablando del amor ("en el amor no somos más que unos completos principiantes"), y en el que Carver de una forma muy sutil nos va llevando hacia donde él quiere, con digresiones magníficamente resueltas, y que sirven para introducir esa incertidumbre necesaria en las historias cortas, hasta acercarnos a los verdaderos sentimientos de los protagonistas y a la verdadera historia que en el relato se quiere contar, con un final sorprendente que te da un vuelco al corazón, como este magistral Principiantes.

Reseña de Ángel Silvelo Gabriel

jueves, 17 de marzo de 2011

EL ANZUELO: NUEVO VIDEOCLIP DEL ÁLBUM LA HERIDA UNIVERSAL DE JULIO DE LA ROSA

El Anzuelo es el nombre del nuevo videoclip de Julio de la Rosa, canción extraída de su álbum La Herida Universal. Dirigido por el propio Julio de la Rosa, montado por Laura Prieto López y protagonizado por Adriana Schlittler Kausch, este clip está realizado en stopmotion mediante la técnica de pixelación. Con su estética minimalista, el video nos envuelve en una atmósfera poética que casa muy bien con el preciosismo de su melodía y letra.
Estará incluido en un DVD que se editará en unos meses, donde aparecerán todos los videoclips del disco: 16!!

martes, 15 de marzo de 2011

RUMER, SEASONS OF MY SOUL: LA INOCENCIA DE LOS BUENOS MOMENTOS



Una de las características de la música, es el poder que tiene de poner a viajar a nuestra mente en busca de aquellos buenos momentos que la canción de turno sea capaz de hacernos recordar, y esa es la mejor definición para esta maravilla que se titula Seasons Of My Soul, algo más que una compilación de canciones soul, con toques gospel en algunas ocasiones o jazz en otras, porque Rumer (nombre bajo el que se cobija Sarah Joyce) ha apostado su futuro y su vida por sacar a la luz sus canciones tal y como ella las había concebido y no como otros las querían ver, lo que la ha llevado a desempeñar multitud de trabajos y vivir sin apenas nada, ya que lo más importante era lo que ella tenía dentro y en verdad que era mucho.




Puro sentimiento, que a los 31 años ha sorprendido a Rumer con la senda de la fama, porque Seasons Of My Soul ya es todo un éxito en el Reino Unido y a buen seguro allá a donde vaya. Más allá de las influencias obvias que se encuentran en este disco con Burt Bacharach a la cabeza, o Karen Carpenter o Dusty Springfield, su poder está en la sencillez de llegarnos a lo más profundo de nosotros mismos, ese lugar donde sólo llegan las cosas que son de verdad y que en esta ocasión es un álbum plagado de grandes temas, que se inicia con la memorable Slow (Despacio) como la capacidad de Rumer por intentar rellenar los huecos que aún nos quedaban vacíos en nuestra memoria y que todavía necesitaban de estas referencias sonoras para encontrar su propio sentido.




Si Slow es una magnífica balada de la mejor canción ligera de todos los tiempos, con Am I Forgiven nos trasladamos sin dificultad a la era sonora de los setenta con pantalones de campana incluidos, que tienen en el tema Aretha (elegido como nuevo single) el mejor homenaje a esa gran voz que poesía Aretha Franklin, una de las mejores voces soul de todos los tiempos. Hasta que llega esa pequeña joya llamada Saving Grace, donde Rumer nos hace naufragar en las aguas de los buenos momentos con toques del mejor y más puro soul del momento.




¿Qué más decir?, que sólo nos queda caer rendidos ante esta maravilla que se titula Seasons Of My Soul, y darle las gracias a Rumer por haber sobrevivido a todas las grandes batallas diarias que ha tenido que librar hasta ver cumplido su más íntimo deseo.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel

LOS PEDALES, NUEVO MUNDO: IDENTIDADES MUSICALES QUE BUSCAN UN LUGAR EN NUESTROS CORAZONES.



Lo que más llama la atención de este Nuevo Mundo es el crisol de sonidos que lo componen, y donde los hermanos Muñoz (Rodolfo y Gustavo) han dado lo mejor de sí mismos en la difícil búsqueda de encontrar su propia identidad musical en el complicado universo sonoro de la industria musical española, donde salen nuevos grupos con ganas de dar guerra en cada esquina.

La propuesta de Los Pedales, así se hacen llamar, está cargada de sonidos pop clásicos en sus dos primeros temas La Máquina del Tiempo y Razones Comunes (que podría funcionar como canción de presentación), para ir adentrándose poco a poco en intenciones musicales más próximas a las que atesoran los nuevos clásicos cantautores españoles, y así, en Te Gusta Gustar (donde hay un gran protagonismo de un órgano Hammond) nos recuerdan a Pereza, para en el siguiente tema Dirección Sur ir en búsqueda de algunas de las composiciones del mejor Quique González, para atravesar la frontera de Río Grande en Desorden con guitarras acústicas al hombro que se hacen con el poder y copan la canción de sonidos casi folkies con una letra a la podríamos de tildar como de denuncia (algo muy difícil de encontrar en el mundo sonoro del indie español): “gentes que vienen y gentes que van, fantoches que marcan las líneas del bien y del mal”, y en donde las manos de Julián Maeso en las teclas del órgano Hammond tienen un gran protagonismo.

Con Señorita vuelven a la senda del pop sin grandes estridencias que nos proclaman Los Pedales para hacernos notar que son letristas y músicos a partes iguales, con sus propios principios, que intentan mostrarnos envueltos entre guitarras aderezadas de dulzura. Días de Sol es un nuevo tema que intenta buscar entre los sonidos más cercanos a Pereza pero con su propia versión de los hechos que sale en busca de Las Noticias, que nos recuerda en su concepción a cualquiera de los grandes clásicos del indie nacional, lo que nos invita a pensar en las grandes posibilidades que poseen Rodolfo y Gustavo Muñoz en su búsqueda de un lugar en el mercado musical español, pues este tema entra poco a poco y sin avisar como lo hacen las grandes composiciones, y en su aparente fragilidad acapara grandes dosis de calidad (sin duda el mejor tema del disco). Desde aquí, Los Pedales se van hasta un suave rock’n’roll como es Me vendiste (la moto) como una muestra de su versatilidad compositiva y sonora. Con Cuentacuentos, una balada de claras reminiscencias sureñas, a la que acompañan de armónica y guitarra acústica, los hermanos Muñoz se despiden hasta la próxima, con la clara intención de decirnos que en el crisol de sonidos que es su Nuevo Mundo, lo que hacen es mostrarnos sus identidades musicales con las que encontrar un lugar en nuestros corazones.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel

jueves, 10 de marzo de 2011

CONCIERTO VODAFONE SECRET SHOWS DE ZOÉ EN LA SALA JOY ESLAVA DE MADRID: HÉROES ENTRE SOMBRAS

El inicio del concierto que anoche tuvimos la suerte de presenciar en la Sala Joy Eslava de Madrid, nos dejó claro que Zoé están jugando a ser grandes. La entré alargada de su temazo No Hay Dolor fue toda una declaración de intenciones, con una gran carga sonora repleta de matices y sensaciones que les hacia moverse como héroes entre sombras (como se echa de menos un inicio así en la escena indie española). Una estética sonora que refleja magistralmente su afinidad musical con algunos de los grupos ingleses más oscuros de principios de los ochenta, (The Cure o Psychedelic Furs) donde la repercusión en la forma de tocar la guitarra de Robert Smith es más que evidente (no ocurre así en la voz) y que hace ganar mucho enteros a su música, porque es capaz de hacer estallar en mil imágenes y sensaciones las cabezas de todos aquellos que les escuchan.

Otro de los aciertos en el planteamiento de ayer por parte de Zoé, fue su más puro clasicismo estético, con una sencilla puesta en escena que sólo contaba con una mágica pantalla detrás del escenario, que se llenaba de imágenes, objetos y símbolos sin parar, en una perfecta coordinación con su música, lo que no hacía sino reventar aún más la capacidad receptora de su público, que cargados con una vela roja brillante (regalo de uno de los patrocinadores del concierto) llenaban el patio de butacas del antiguo Teatro Eslava de destellos picantes, acordes con el numeroso público mexicano que se dio cita en el concierto.

Más allá del entorno que rodeó al concierto, Zoé se empleó a fondo repasando parte de sus grandes éxitos como aperitivo de lo que será la publicación el próximo 29 de marzo de su nuevo cd MTV Unplugged "Música de Fondo" fruto de la grabación que se realizó en los estudios Churubusco de México DF ante un selecto grupo de fans. Pero ayer, después de No Hay Dolor sonó Reptilectric, que impuso un ritmo mucho más vivo al concierto, pero que se seguía moviendo en la frontera de una oscura y picante clave sonora plagada de arrebatos vocales por parte de León Larregui que eran el complemento perfecto para el espactáculo musical que ayer vimos en Madrid. Atacaron ¿Sombras? después de dar las primeras gracias de la noche, a las que el público respondió con gritos de ¡México!, ¡México! que impusieron la nota global que nos invade, y a la que el mundo de la música no es ajena, pues como no se nos puede olvidar, la música es el lenguaje más universal que existe.

Siguieron Zoé refugiados en sonidos que nos traían recuerdos del pasado, llenos de guitarras y bajos (qué buenos Sergio Acosta y Ángel Mosqueda respectivamente) del mejor post punk con aderezos de rock gótico y alternativo que hicieron disfrutar a tope al gran número de fans que llenaban la sala Joy Eslava y que por momentos nos recordaron los botes que pegamos en los ochenta en su magnífica pista de baile, que ayer se mostraba más tímida a la hora de bailar, pero que acompañaba a los escasos movimientos en forma de saltitos de León Larregui, que en ningún momento se despistó de su labor vocal y musical. Todo esto, hasta que llegó su gran hit, Nada, donde el público coreó a su gusto toda su letra en una perfecta simbiosis con el grupo, mientras que uno rememoraba la espléndida ejecución del tema que han realizado con Enrique Bunbury, himno sonoro que envolvieron en un mar de nubes que se proyectaban en la pantalla y que hacían del escenario y el local un lugar lleno de evanescencia sonora capaz de hacerte sentir como un pájaro y tener ganas de volar. Con No me Destruyas, León se calzó un sombrero de copa en la cabeza, que le acompañó hasta el final del concierto, a modo de un Groucho Marx de la escena, y cuya actuación acabó con un tema muy a lo Stone Roses como fieles representantes del sonido Manchester y del indie rock de su momento.

El único bis de la noche comenzó de una forma pausada con Poli, una canción que fue ampliamente coreada por el público, y que sin duda es una balada muy efectista, a la que siguió el tema Luna, que cargó de nuevo de una gran intensidad sonora el escenario, con unos potentes teclados (bravo Jesús Vázquez) y que fue subiendo en un sonido progresivo que abrasó nuestros oídos (sobresaliente Rodrigo Guardiola en la batería durante toda la noche) que se fundió con la siguiente canción y de paso sirvió de trampolín a Love para echar el cierre a una más que sobresaliente noche de la mejor música indie que se pueda escuchar en la actualidad, y que nos hace pensar que más pronto que tarde Zoé dará el salto hacia escenarios más grandes que no más auténticos. Queda dicho, ayer Zoé se comportaron como héroes entre sombras.





Crónica de Ángel Silvelo Gabriel

MI MADRE

La miro y veo cómo lágrimas de acero recorren sus agrietadas mejillas. No son tangibles como las de la nana de la cebolla, pero son tan reales, que trascienden a su mirada y a mis sentimientos. Lo que otrora fuera una cara llena de luz, hoy es una tez marchita y apagada. Cuando la miro me pregunto por qué, y no puedo dejar de pensar en la crisis de la que todo el mundo habla, pero que hasta hace poco a nadie parecía afectar. Que se lo digan a ella, que cuando era joven y mientras bajaba a la oscura soledad de la mina ya le hablaron de un mundo mejor, un mundo le decían, que ella junto a otros muchos iban a crear. Qué distinta era entonces la vida para ella, una joven y lozana minera asturiana, y que igual seguía siendo para todos aquellos que vivían ajenos a la tiranía del carbón. Igual de distinta que hoy es la vida para mí, su hija, una joven licenciada asturiana, y tan igual para ella, mi madre. Tanto es así, que esas bonitas aseveraciones cargadas de razón (su razón) que de vez en cuando ella nos recordaba, hoy ya no caben en su generoso esfuerzo. Pero ahora me toca a mí engañarla, y decirle que a pesar de que he venido a comunicarle que mañana no hace falta que vuelva a la mina, no tiene por qué preocuparse, porque esta noticia no es más que otro eslabón en la cadena de su existencia. Y para tratar de convencerla que estoy en lo cierto, le diré que a fin de cuentas, tras la crisis habrá un nuevo futuro, un futuro, del que para su dicha, no tendrá que volver a sufrir sus consecuencias.
Microrrelato de Ángel Silvelo Gabriel

jueves, 3 de marzo de 2011

LA EXQUISITEZ SONORA DE ZOÉ EN CONCIERTO EL DÍA 9 DE MARZO EN MADRID


El panorama musical español está de enhorabuena. A la profusa y abundante cantera de nuevos grupos que se van reafirmando día a día en el panorama nacional, de vez en cuando se les une lo mejor de la música de fuera. En este caso, la actualidad viene marcada por la que sin duda es una gran noticia y una inmejorable ocasión para ver en directo a uno de los grupos punteros de la música independiente mexicana y de toda Latinoamérica. La cita será el próximo miércoles 9 de marzo en la Sala Joy Eslava (que acaba de celebrar su 30 aniversario), y ese es el momento y el lugar elegidos por Zoé para recordarnos la exquisitez de su sonido, como claro ejemplo de que la música no entiende de fronteras ni idiomas, ya que en sí misma es un lenguaje universal.


Además, Zoé está de actualidad porque el próximo 29 de marzo (si no hay más retrasos) saldrá a la venta su ultimo trabajo discográfico, que fue grabado por la banda mexicana en formato unplugged para la MTV, en lo que fue un apotéosico concierto acústico realizado en los estudios Churubusco de México DF y al que sólo pudieron asistir un selecto grupo de fans que pudieron disfrutar de la banda mexicana formada por León Larregui (guitarra y voz), Sergio Acosta (guitarra), Rodrigo Guadiola (batería), Ángel Mosqueda (bajo) y Jesús Báez (teclados) a los que se unieron para tan especial evento el multi instrumentista Cestes, la cantante Lo Blondo, Yamil Rezc y Andrés Sánchez, sin olvidarnos de nuestro gran Bunbury que interpretó el tema Nada junto a Zoé, que también contó con la colaboración de Adrián Dargelos.


La cita del próximo miércoles es una de esas fechas indispensables a las que no se puede decir que no, y con las que de vez en cuando tenemos la suerte de contar en grandes ciudades como Madrid. Ya sólo nos queda rememorar en nuestras mentes inquietas los ecos de temas como No Hay Dolor (qué cerca nos sentimos de los siempre añorados The Cure, con una magnífica interpretación de su sonido) o Nada junto a Bunbury, y así, hasta el infinito, porque esa la capacidad de Zoé a la hora de interpretar sus temas.