viernes, 13 de febrero de 2009

RADIO 3, COLDPLAY Y OTRAS MÚSICAS


Espero que esta entrada sea la definitiva, porque es el tercer intento que hago en estas últimas semanas para publicar este comentario. Debe ser que no me llevo muy bien con las nuevas tecnologías o que soy muy torpe. Pero bueno, vamos al lío. Lo que quería comentar sucedió la tarde del jueves 29 de enero, tarde de la semana que mi querida chica y mi suegra me tienen reservada para hacer la mega compra semanal. Una vez que concluimos tan entretenido menester nos dirijimos a dejar las bolsas a casa de mis suegros, pero cuando llegamos allí, nos encontramos con una ambulancia del SAMUR aparcada en medio de la plaza y un numeroso grupo de adolescentes a su alrededor (creo que todavía no he comentado que mi chica es la profesora titular de Geografía e Historia en el colegio que hay frente a la casa de mis suegros desde hace ya mucho, mucho tiempo). Huelga decir, que en cuanto ella vio el panorama, enseguida identificó al grupo de chicos como alumnos suyos y le salió la versión SÚPER PROFESORA responsable que lleva dentro (es decir, charco que hay, charco en el que me meto) y nos abandonó a nuestra suerte, a mi querida suegra y a mi, junto a las numerosas bolsas del supermercado y a la distancia que separa el coche de la vivienda. Cuando acabamos de tan encomiable faena, yo me bajé a la calle y me acerqué al grupo para ver que ocurría y donde se encontraba mi particular heroína. Para mi sorpresa, no la vi, porque estaba dentro de la ambulancia identificando a dos de los alumnos que presentaban coma etílico, a la vez que llamaba a sus padres para ponerles al corriente de las hazañas de sus queridísimos hijos. El resto de chicos y chicas presentaban síntomas de llevar un pedo impresionante, y sus rostros mostraban generosas sonrisas y todos tenían proclives ganas de abrazarse los unos a los otros. Una vez comprobado que todo estaba bajo control, abandoné esa escena de botellón de fin de semana juvenil y me metí en el coche, con la confianza que mi espera no fuese demasiado larga (¡qué ingenuo!).

Una vez dentro del coche, empecé a manipular la radio en busca de una canción que me gustase o al menos no me desagradara demasiado, cansado ya de escuchar durante toda la semana los 40 principales. ¡Oh, sorpresa! el busca de la radio se para en el 93.2 que anuncia Radio 3 en el panel, y la voz de Julio Ruiz se topa con mis desafinados oídos. Ya no recordaba la última vez que le había escuchado, y como ya me ocurrió hace años, sigue maravillándome ese tesón y esa lucha por sacar adelante su programa musical. Esa tarde estaba repasando las mejores canciones del 2008 a juicio de los oyentes que habían enviado sus votos al programa y que a medida que fui escuchándolas, no me extraña que sean una gran legión. Nada había cambiado desde la última vez que le escuché, música indie de la mejor de aquí y de allí (parafraseando a Julio) y que sin duda me retrotajo a otra época. Perdón por ser tan pesado, pero sí, regresé a los maravillosos años 80 y al programa de radio que junto a Carlos estuve haciendo en una emisora independiente (Radio Luna) alrededor de un año. El programa se llamaba "Lobos como nosotros", igual que la canción de New Order. Allí nos tenías a Carlos y a mí durante una hora a la semana al pie del cañón, transmitiendo con nuestras mejores vibraciones las experiencias musicales de la semana, que normalmente se componían del relato de los conciertos a los que habíamos asistido y de los comentarios de los vinilos que habían salido y que habíamos logrado medio escuchar, junto claro está, con la actualidad musical más "in" entresacada de unas macarrónicas traducciones de la revista londinense New Musical Express que un quiosquero del centro de Madrid se encargaba de sumistrarnos cada semana (fue una pena que mi hermana África en aquella época estuviera en Londres perfeccionando su inglés, porque nos hubiera venido muy bien una ayudita suya).

Como decía antes, Julio iba repasando su maravillosa y ecléctica lista, llena de todo tipo de música (pop, tecno, rock, electrónica...) cuando al llegar al número dos sonó ¡Viva la Vida! de los chicos de Coldplay encabezados por el carismático Chris Martin, el potente sonido de sus violines y demás instrumentos de cuerda entre los que destaco un potente bajo que suena de fondo, lograron conciliarme un poquito con mi gusto musical, y me llenaron de esperanza en la pronta recuperación de mis perdidos oídos, que ojalá puedan volver a captar de nuevo sonidos musicales diferentes. Debo decir, que el único CD que me compré en el año 2008 fue precisamente el de Coldplay, y que por tanto, coincidí plenamente con el gusto de los oyentes de Julio Ruiz y su programa Disco Grande. Desde aquí también quiero rendir un pequeño homenaje a toda aquella gente que desde el inicio de los ochenta ha mantenido en lo más alto a Radio 3, con la programación de todo tipo de músicas y enfoques, enriqueciendo y educando nuestros gustos musicales, y que para mí, han sido toda una escuela de lo que fue la música de finales del siglo XX. Voy a nombrar a algunos de ellos, pero sin duda hay mucho más: Tomás Fernando Flores, Diego Galán, Santiago Alcanda, José María Rey, Jesús Ordovás, Antonio Fernández, Juan de Pablos...

No hay comentarios: